Además de por el impacto medioambiental, también es ilegal por el asfalto con el que se ha hecho la carretera. Dicho asfalto proviene de una planta asfáltica ilegal, localizada en Chapinería. La planta se encuentra cerca de núcleos poblacionales y no ha sido examinada ni medioambiental ni sanitariamente, a pesar de que es una actividad muy contaminante y con elevado riesgo para la salud.
Hay poblaciones situadas a menos de 2.000 metros de la planta. Estas tienen que sufrir emisiones de SO2 (dióxido de azufre o anhídrido sulfuroso), NO2 (dióxido de nitrógeno) y CO (monóxido de carbono). Estos compuestos, a concentraciones bajas, producen irritación de vías respiratorias y ojos, asma, bronquitis, náuseas, dolor de cabeza, fatiga, vértigos, confusión… Además, SO2 y NO2 en la atmósfera se transforman en ácido sulfúrico y ácido nítrico produciendo lluvia ácida.
Como veis, la realización de estudios es importante y saltárselos es una práctica habitual en nuestro país, especialmente por los gobiernos de PP y PSOE.
Por si esto fuera poco, la planta carece también de los permisos pertinentes de la cuenca hidrográfica del Tajo de vertido de agua residuales. Se desconoce la gestión de residuos peligrosos, pero se cree que están siendo depositados en una cantera abandona próxima al lugar.
Ecologistas en Acción denuncian que a pesar de todos estos inconvenientes, la Consejería de Medioambiente madrileña ha dado el visto bueno a la planta.
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