lunes, 19 de mayo de 2014

Rivas Rock - Mi crónica

Parecía que no iba a llegar nunca el día del Rivas Rock, pero llegó. Se estrenó este festival y lo hizo de la mejor manera posible; con grandes actuaciones de todos los grupos y con una buena afluencia de público. El Auditorio Miguel Ríos ripense volvió a ser el centro de rocanrol de Madrid, con una jornada llena de clásicos del rock y el punk estatal. El buen tiempo (hasta que llegó el frío a cierta hora), el precio asequible, el gran cartel y las ganas de rock hicieron que nos juntásemos unos cuantos locos por el rocanrol. Una primera edición del Rivas Rock marcada por el fútbol, para mal o para bien.

Rosendo



Empezaba pronto la fiesta, cuando a las 17.30h en punto salían al escenario los Porretas. Vaya papelón el que tuvieron los de Hortaleza, saliendo los primeros, con un partido de liga en el que uno de los equipos de la capital podía proclamarse campeón y calor. Mucho calor. Porque el sol pegaba y mucho. A pesar de todo ello, había ya mucha gente en el auditorio. Empezaron con una versión más lenta de Ahora lo llevamos bien, como ya hicieran en el viña, acompañada de teclados. Una versión que no termina de cuajar entre el público. Después llegó el momento de saltar con Jodido futuro. Y los saltos no pararon hasta el final. Si nos dejáis, Hortaleza, Marihuana, Si los curas… o La Del Fútbol no faltaron a la cita. De las nuevas, cayeron la versión de Green Day Cuando sales con los colegas, Tripis (muy rollo ska con teclados y vientos) y El gran engaño (mi preferida del último disco, que suena muy bien en directo). El muy aplaudido y coreado recuerdo a Rober con Aún arde Madrid era obligatorio. El final llegó, como es habitual, con Porretas. Una gran actuación con el grupo y el público muy enchufados. Ni el fútbol ni el calor pudieron con ellos.



Después de la gran actuación que dieron en el viña un par de semanas antes, había mucha expectación por ver a Gatillazo. Y no defraudaron. Caña desde el minuto cero. Las guitarras, la batería, los brincos y bailes con el micro de Evaristo… nada paró ni un segundo en toda la actuación, salvo un par de respiros de uno o dos minutos para coger aire y, de paso, pisar el freno, que iban demasiado bien de tiempo… Un setlist plagado de temas potentes, mezclando clásicos con nuevas canciones incluidas en el Siglo XXI. Los nuevos cortes son tan buenos que ya son acogidos entre el público con el mismo entusiasmo que algunos clásicos, si no más. Evaristo no pierde las ganas con los años y el público se contagia. A pesar de los intentos de acabar en la hora, acabaron unos minutos antes. Más tarde llegó el turno de Los Suaves. Un buen concierto, con un Yosi muy animado, pero cuya pronunciación dejaba mucho que desear. Musicalmente, un concierto de diez. El Yosi es así y así le queremos, aunque en el tramo final, en tres o cuatro canciones, solo fuera capaz de pronunciar de forma entendible un par de palabras, algunos murmullos y, eso sí, muchas risas. A estas alturas, nadie va a criticar al Yosi. Y menos cuando, pronuncie o no pronuncie, pone toda la actitud y el buen rollo sobre el escenario. La actuación de Los Suaves se convirtió en una fiesta de celebración por la liga que acababa de conseguir el Atleti. El Yosi con la camiseta del equipo, confetis y serpentinas, una gran bandera del Atleti al final del concierto... Lo dicho, una fiesta. Otro gran concierto que animó a todo el personal presente en el auditorio. Y, a estas alturas, ya éramos muchos.


Llegó el momento de Rosendo. El gran cabeza de cartel, con más tiempo que nadie (90 minutos) y a la mejor hora. Rosendo es sinónimo de calidad. Como viene siendo habitual, un  conciertazo. Y, también como viene siendo habitual, gozó del mejor sonido de la noche. Llegan Rosendo y su equipo y hacen que lo que hasta ahora estaba siendo mejorable, se convierta en un sonidazo, muy limpio. Se abrió la lata con A dónde va el finado, tras la que se acercó al micro a saludar: “¡Rivas! Atleeeeet… digo, perdón, buenas noches”. Por todos es conocida su afición a los colchoneros. Continuaba con el dúo Listos para la reconversión/Cosita, que funciona muy bien. Después vino un setlist poco habitual, en el que el tema Y dale! Sonó mucho antes de lo habitual (el 5º o 6º tema) y con muchos temas nuevos. Estamos en la segunda parte de la gira Mentira Me Parece y se incluyen temas nuevos como Ni fu, ni fa o Delirio, sustituyendo a otros nuevos como Y venga vueltas. He de decir que, personalmente, prefiero los temas nuevos incluidos en la primera parte de la gira. Suenan mejor en directo. De los nuevos, también cayeron Al lodo brillo, Vergüenza torera, Muela la muela y Cuando. Amaina tempestad fue muy celebrada y es que es ya casi un clásico, a pesar de tener cuatro años. Un temazo. Después de una nueva simpática mención al Atleti, anunciaba el momento para el recuerdo. Con los primeros acordes del Sorprendente de Leño, todo el mundo se vino arriba. Empezaba la parte de los clásicos; Hasta de perfil, Salud y buenos alimentos, Pan de higo, Flojos de pantalón (¡locura!), Agradecido… No sonó Masculino Singular, imprescindible en los directos de los últimos años. Entre ellos hablaron en un momento determinado, así que imagino que fue retirada en el momento, por falta de tiempo. El final apoteósico llegó con el gran e infalible Maneras de vivir. Si alguien no salta con este tema es porque está cojo. Así acabó una actuación de Rosendo un tanto rara por el setlist y por algún despiste de guitarra y letra de Rosendo que no suele ser habitual. Pero, como siempre, una gran actuación, manteniendo el nivelazo al que nos tiene acostumbrados. Muy grande.


Entre Rosendo y Narco, la pólvora hizo acto de presencia; los fuegos artificiales de las fiestas de Rivas. Poco puedo decir de Narco y EUKZ, porque no vi ninguna de las dos actuaciones completas. La parte que vi de los Narco, el final, sonó con una potencia considerable, convirtiendo los temas en trallazos. Los EUKZ, que empezaron con retraso acumulado, sonaron bien, con temas coreados por el público que quedaba que, a estas horas y con la bajada de temperatura desde la media noche, ya no era tan abundante como antes.

Así acabó la primera edición del Rivas Rock. Espero que la primera de muchas. Como en todos los noveles y a pesar de que fue un gran festival, hay cosas que corregir. Empezando por poner un escenario más grande. Este era tan pequeño que, incluso, daba sensación de agobio. El equipo de sonido tampoco fue el mejor. Un sonido mediocre, sobre todo en los primeros grupos, excepto con Rosendo. No sé si el quipo y el escenario son cosa de la organización (Bola 9 y Sufriendo y Gozando, estos últimos organizadores del Aupa Lumbreiras y el Leyendas del Rock) o del Ayuntamiento (el mismo escenario sirvió para el Planet Babylon el día anterior -con una organización, distinta al Rivas Rock, que dejaba mucho que desear, pero eso ya os lo contaré otro día…- y para el resto de actuaciones de las fiestas). Tampoco habría venido nada mal una pantalla para los que quisieron ver los conciertos desde la grada. Y en el aspecto a mejorar, poco más que decir. Sí quiero destacar puntos de la otra cara de la moneda, las partes positivas. Empezando por el cartelazo y por el precio. En el interior del auditorio, los minis de cerveza costaban 5€. ¡5€! Las comparaciones son odiosas, pero en el Sonisphere (organizado por Last Tour), un año antes, costaban 8 eurazos. A destacar también la idea de poner pulseras para salir y entrar libremente. Un detalle que no es nada habitual en los festivales de un día. También agradecer al Ayuntamiento de Rivas que haya apostado una vez más por el rocanrol, volviendo a hacer de Rivas y del Miguel Ríos, con sus fantásticas instalaciones, un referente del rock estatal. Es de agradecer que en Rivas cuenten con el rock en estos tiempos difíciles que corren. Nosotros lo agradecimos con una presencia nutrida de espectadores, sobre todo en las actuaciones de Rosendo y Los Suaves, y haciendo un uso civilizado de las instalaciones. También la organización parece que ha quedado contenta a tenor de un mensaje en Facebook que decía “GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS!” acompañado de la foto que hay después de estas líneas. Los comentarios de la gente que asistió también son de satisfacción. El Rivas Rock ha pasado su primera edición con muy buena nota. Ya solo queda dar la enhorabuena a la organización, al Ayuntamiento, a la gente y que esto no acabe aquí. ¡Que haya Rivas Rock por muchos años más!


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