Hoy vamos a conocer una zona singular
de la Península Ibérica: Los Canutos de Cádiz. Se ubican en uno de los
alcornocales más importantes del Mundo y el más grande de la Península. El Parque
Natural de los Alcornocales goza de buena salud gracias al interés de mantener
los alcornoques para la extracción de corcho, que se lleva haciendo en estas
tierras desde muy antiguo. El Parque recorre el territorio desde Tarifa hasta
más allá de Jerez de la Frontera. Se trata de una zona con bastante humedad y
abundantes precipitaciones. Esto tiene dos efectos: uno es que, a pesar de
estar en plena región mediterránea, es un clima similar al subtropical y el
otro es que favorece la presencia de abundante vegetación aportando un aspecto
selvático. Esta riqueza florística está acompañada por una también gran riqueza
faunística. Además de los alcornoques, podemos encontrar grandes masas de
quejigos o roble andaluz con un elevado número de musgos y líquenes así como
helechos y otros vegetales epífitos (que viven sobre el quejigo). Acompañando a
alcornoques y quejigos es frecuente la presencia de otros elementos como el
acebuche (variedad de olivo silvestre) y roble melojo o rebollo.
Después de conocer el lugar,
vamos a lo que nos ha traído hasta aquí: los canutos. El Parque está formado
por sierras que dan lugar a pequeños valles encajonados recorridos por arroyos.
En ellos se da la aparición de bosques de galería o de ribera únicos en el
continente europeo: los bosques subtropicales o de laurisilvas. Es el último
punto de Europa con un bosque subtropical. Algo así como un vestigio de otros
tiempos. Entre las especies vegetales que podemos encontrar está, por supuesto,
el laurel (laurisilva significa bosque de laurel) acompañado del rododendro, avellanillo
o arraclán, durillo, aliso, acebo y varias especies de helechos tropicales. En
los canutos habitan algunas de las plantas vasculares más antiguas de la Tierra,
que solo pueden encontrarse también en lejanos bosques tropicales.
Pero eso no es todo. Ya hemos
dicho que hay también riqueza faunística. En sus tierras se encuentra la mayor
población de meloncillo o mangosta común de Europa, la última población de
corzos andaluces de la raza morisca (en el límite suroccidental de la
distribución mundial de la especie) y, aunque no está muy claro, también podría
haber algún ejemplar de linde ibérico. Además, habita allí la araña negra de
los alcornocales (Macrothele calpeiana)
de gran tamaño, el único arácnido protegido por la Unión Europea. Todo ello
acompañado de una gran variedad de mamíferos como ginetas, nutrias, turones,
comadrejas, gatos monteses, ciervos, cabras montesas y corzos, amén de una
lista interminable de aves migratorias.
Es, pues, un lugar singular y de
altísimo valor biológico que debemos hacer lo posible por conservar. De
momento, se mantiene para poder extraer corcho, pero sufre muchas amenazas como
proyectos de autopistas, presas, infraestructuras militares o campos eólicos.
El cambio climático está haciendo que su clima sea cada vez seco, poniendo en
riesgo las características que hacen de este punto un lugar único en Europa.
Disfruta de este bosque desde el
respeto y la admiración a la naturaleza, para que tesoros como este sean un
bonito legado para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos y los hijos de
los hijos…
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