El ejemplo de Honduras crea un precedente de cómo tomar el poder por las armas dentro del orden internacional sin dejar de ser liberal, demócrata, respetuoso con las leyes y amigo de la civilización. Las bravuconadas de Chávez, presidente de Venezuela, monopolizan la información de América Latina mientras los golpistas operan con impunidad y silencio en otros países.
Micheletti, al que colocaron los militares hondureños, explicó así la acción: “Aquí no ha habido rompimiento del orden constitucional ni golpe de Estado, aquí ha habido una orden recibida del ejército para proceder de conformidad con las leyes”.
Debió de ser de conformidad con esas leyes por lo que los militares entraron a patadas en los medios de comunicación, asesinaron opositores, dispararon contra la población que se oponía al golpe, decretaron un toque de queda y reclutaron contra su voluntad a jóvenes de 15 años en el medio rural.
Tras una condena unánime de las organizaciones internacionales, se convocaron unas elecciones en las que no participaron los candidatos que se oponían al Gobierno golpista y se eligió presidente con un 38% de participación. La lección de cómo tomar el poder por las armas desde la derecha liberal ya está dada. El tiempo todo lo suaviza. Como un goteo incesante, se van sumando los países que reconocen el nuevo régimen hondureño. En Ecuador, qué casualidad, donde el presidente basó su campaña en la política social y la protección a los más desfavorecidos, lo han intentado. Otra vergüenza que, como en Honduras, pasará en los medios de comunicación, preocupados por la defensa de la libertad de una forma selectiva, como nieve de primavera.
Micheletti, al que colocaron los militares hondureños, explicó así la acción: “Aquí no ha habido rompimiento del orden constitucional ni golpe de Estado, aquí ha habido una orden recibida del ejército para proceder de conformidad con las leyes”.
Debió de ser de conformidad con esas leyes por lo que los militares entraron a patadas en los medios de comunicación, asesinaron opositores, dispararon contra la población que se oponía al golpe, decretaron un toque de queda y reclutaron contra su voluntad a jóvenes de 15 años en el medio rural.
Tras una condena unánime de las organizaciones internacionales, se convocaron unas elecciones en las que no participaron los candidatos que se oponían al Gobierno golpista y se eligió presidente con un 38% de participación. La lección de cómo tomar el poder por las armas desde la derecha liberal ya está dada. El tiempo todo lo suaviza. Como un goteo incesante, se van sumando los países que reconocen el nuevo régimen hondureño. En Ecuador, qué casualidad, donde el presidente basó su campaña en la política social y la protección a los más desfavorecidos, lo han intentado. Otra vergüenza que, como en Honduras, pasará en los medios de comunicación, preocupados por la defensa de la libertad de una forma selectiva, como nieve de primavera.
El Gran Wyoming (Publicado el 3 de octubre en Público)
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