Posaba feliz junto a sus trofeos, varios gatos muertos. Era un candidato del PP al Ayuntamiento de Talavera. Junto con algunos amigos, decidió divertirse matando algunos gatos que se encontraban en su finca. Cogió una escopeta y proyectó varios cartuchos a los felinos. Quizá sea esa la parte más divertida, o quizá lo sea posar con ellos colgados del cuello, del rabo, abriéndoles la boca... Con su polo rosa y sus pantalones cortos manchados de la sangre de los animales, en esas fotos, en ese momento, era un ganador. Hoy también lo es. Y lo es, porque un juez ha dictaminado que fue una cacería sin ensañamiento ni sufrimiento. Matar y maltratar animales sigue siendo cosa de risa en este país. El Refugio y Amnistía Animal han apelado la sentencia porque los gatos son animales domésticos y el maltrato a un animal doméstico es un delito según el artículo 337 del Código Penal, porque un cartucho al impactar desprende ciento de perdigones en el interior del cuerpo y eso sí causa sufrimiento, porque "no existe ningún tipo de caza legal de gatos", porque los gatos fueros metidos en un saco y tirados a la basura y eso vulnera la normativa de protección animal y del medio ambiente. La lección que hoy aprendemos es que si eres un pijo, hijo de padres con pasta y del PP, haz lo que quieras, porque pasarás por los agujeros del colador que es la justicia en España.
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