miércoles, 16 de septiembre de 2009

Eduquemos

La última de Aguirre es convertir a los profesores en una "autoridad pública". Tendrán presunción de veracidad, es decir, que su palabra siempre valdrá más que la del alumno. ¿Cuántos nombres os vienen a la cabeza de profesores que van a abusar de esta autoridad? También quiere colocar la mesa del profesor sobre un estrado para provocar mayor respeto. Aún no lo ha dicho, pero estoy convencido de que pronto expresará su intención de permitir el uso de reglas para pegar a los que no se sepan la lección, porque "la letra con sangre entra" y de colocar una cruz y una foto suya y obligar a los alumnos a cantar esos "gloriosos himnos pesados". Bienvenidos a 1960.


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