Comienzan los meses de calor estival y lo hacemos recibiendo la noticia de que en los mares del mundo hay más de 8.500 barcos hundidos, la mayoría llevan desde la Segunda Guerra Mundial, lo cual implica que están en un momento de corrosión en el que pueden vertir todo el fuel y petróleo que llevan a las aguas. La noticia se suma a la que se hizo pública hace poco que nos comunicaba que el mar Mediterráneo no goza de buena salud, pues sufre destrucción de sus hábitats por las 400.000 toneladas al año de hidrocarburos que se vierten, los 275 residuos ilegales que se detectan al día de buques que limpian sus tanques (lo que suponen 55.000 toneladas al día de aguas contaminadas) y por la sobrepesca y el cambio climático, que afectan a todos los mares. Como no cuidemos un poco más nuestros mares y océanos acabaremos con la vida que hay en ellos, el pescado sobre nuestros platos, dejaremos de disfrutar el placer de mirar al mar desde un acantilado (o lo haremos pero sintiendo repugnancia) o de los baños en las playas. Deberíamos empezar a ser un poco responsables, si no es por el bien de la vida en el planeta, al menos que sea desde un punto de vista más egoísta para que podemos seguir disfrutando de nuestros mares y océanos.
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