Parecía que no iba a llegar nunca
el día del Rivas Rock, pero llegó. Se estrenó este festival y lo hizo de la
mejor manera posible; con grandes actuaciones de todos los grupos y con una
buena afluencia de público. El Auditorio Miguel Ríos ripense volvió a ser el
centro de rocanrol de Madrid, con una jornada llena de clásicos del rock y el
punk estatal. El buen tiempo (hasta que llegó el frío a cierta hora), el precio
asequible, el gran cartel y las ganas de rock hicieron que nos juntásemos unos
cuantos locos por el rocanrol. Una primera edición del Rivas Rock marcada por
el fútbol, para mal o para bien.
Empezaba pronto la fiesta, cuando
a las 17.30h en punto salían al escenario los Porretas. Vaya papelón el que tuvieron los de Hortaleza, saliendo
los primeros, con un partido de liga en el que uno de los equipos de la capital
podía proclamarse campeón y calor. Mucho calor. Porque el sol pegaba y mucho. A
pesar de todo ello, había ya mucha gente en el auditorio. Empezaron con una
versión más lenta de Ahora lo llevamos
bien, como ya hicieran en el viña, acompañada de teclados. Una versión que
no termina de cuajar entre el público. Después llegó el momento de saltar con Jodido futuro. Y los saltos no pararon
hasta el final. Si nos dejáis, Hortaleza, Marihuana, Si los curas… o
La Del Fútbol no faltaron a la cita.
De las nuevas, cayeron la versión de Green Day Cuando sales con los colegas, Tripis
(muy rollo ska con teclados y vientos) y El
gran engaño (mi preferida del último disco, que suena muy bien en directo).
El muy aplaudido y coreado recuerdo a Rober con Aún arde Madrid era obligatorio. El final llegó, como es habitual,
con Porretas. Una gran actuación con
el grupo y el público muy enchufados. Ni el fútbol ni el calor pudieron con
ellos.
Después de la gran actuación que
dieron en el viña un par de semanas antes, había mucha expectación por ver a Gatillazo. Y no defraudaron. Caña desde
el minuto cero. Las guitarras, la batería, los brincos y bailes con el micro de
Evaristo… nada paró ni un segundo en toda la actuación, salvo un par de respiros
de uno o dos minutos para coger aire y, de paso, pisar el freno, que iban
demasiado bien de tiempo… Un setlist plagado de temas potentes, mezclando
clásicos con nuevas canciones incluidas en el Siglo XXI. Los nuevos cortes son tan buenos que ya son acogidos
entre el público con el mismo entusiasmo que algunos clásicos, si no más.
Evaristo no pierde las ganas con los años y el público se contagia. A pesar de
los intentos de acabar en la hora, acabaron unos minutos antes. Más tarde llegó
el turno de Los Suaves. Un buen
concierto, con un Yosi muy animado, pero cuya pronunciación dejaba mucho que
desear. Musicalmente, un concierto de diez. El Yosi es así y así le queremos,
aunque en el tramo final, en tres o cuatro canciones, solo fuera capaz de
pronunciar de forma entendible un par de palabras, algunos murmullos y, eso sí,
muchas risas. A estas alturas, nadie va a criticar al Yosi. Y menos cuando,
pronuncie o no pronuncie, pone toda la actitud y el buen rollo sobre el
escenario. La actuación de Los Suaves se convirtió en una fiesta de celebración
por la liga que acababa de conseguir el Atleti. El Yosi con la camiseta del
equipo, confetis y serpentinas, una gran bandera del Atleti al final del
concierto... Lo dicho, una fiesta. Otro gran concierto que animó a todo el
personal presente en el auditorio. Y, a estas alturas, ya éramos muchos.
Llegó el momento de Rosendo. El gran cabeza de cartel, con
más tiempo que nadie (90 minutos) y a la mejor hora. Rosendo es sinónimo de
calidad. Como viene siendo habitual, un
conciertazo. Y, también como viene siendo habitual, gozó del mejor
sonido de la noche. Llegan Rosendo y su equipo y hacen que lo que hasta ahora
estaba siendo mejorable, se convierta en un sonidazo, muy limpio. Se abrió la
lata con A dónde va el finado, tras
la que se acercó al micro a saludar: “¡Rivas! Atleeeeet… digo, perdón, buenas
noches”. Por todos es conocida su afición a los colchoneros. Continuaba con el
dúo Listos para la reconversión/Cosita,
que funciona muy bien. Después vino un setlist poco habitual, en el que el tema
Y dale! Sonó mucho antes de lo
habitual (el 5º o 6º tema) y con muchos temas nuevos. Estamos en la segunda
parte de la gira Mentira Me Parece y
se incluyen temas nuevos como Ni fu, ni fa
o Delirio, sustituyendo a otros
nuevos como Y venga vueltas. He de
decir que, personalmente, prefiero los temas nuevos incluidos en la primera
parte de la gira. Suenan mejor en directo. De los nuevos, también cayeron Al lodo brillo, Vergüenza torera, Muela la
muela y Cuando. Amaina tempestad fue muy celebrada y es
que es ya casi un clásico, a pesar de tener cuatro años. Un temazo. Después de
una nueva simpática mención al Atleti, anunciaba el momento para el recuerdo.
Con los primeros acordes del Sorprendente
de Leño, todo el mundo se vino arriba. Empezaba la parte de los clásicos; Hasta de perfil, Salud y buenos alimentos, Pan
de higo, Flojos de pantalón (¡locura!),
Agradecido… No sonó Masculino Singular, imprescindible en
los directos de los últimos años. Entre ellos hablaron en un momento
determinado, así que imagino que fue retirada en el momento, por falta de
tiempo. El final apoteósico llegó con el gran e infalible Maneras de vivir. Si alguien no salta con este tema es porque está
cojo. Así acabó una actuación de Rosendo un tanto rara por el setlist y por
algún despiste de guitarra y letra de Rosendo que no suele ser habitual. Pero,
como siempre, una gran actuación, manteniendo el nivelazo al que nos tiene
acostumbrados. Muy grande.
Entre Rosendo y Narco, la pólvora
hizo acto de presencia; los fuegos artificiales de las fiestas de Rivas. Poco
puedo decir de Narco y EUKZ, porque no vi ninguna de las dos
actuaciones completas. La parte que vi de los Narco, el final, sonó con una
potencia considerable, convirtiendo los temas en trallazos. Los EUKZ, que
empezaron con retraso acumulado, sonaron bien, con temas coreados por el público
que quedaba que, a estas horas y con la bajada de temperatura desde la media
noche, ya no era tan abundante como antes.
Así acabó la primera edición del Rivas Rock. Espero que la primera de muchas. Como en todos los noveles y a pesar de que fue un gran festival, hay cosas que corregir. Empezando por poner un escenario
más grande. Este era tan pequeño que, incluso, daba sensación de agobio. El equipo
de sonido tampoco fue el mejor. Un sonido mediocre, sobre todo en los
primeros grupos, excepto con Rosendo. No sé si el quipo y el escenario son cosa
de la organización (Bola 9 y Sufriendo y Gozando, estos últimos
organizadores del Aupa Lumbreiras y
el Leyendas del Rock) o del
Ayuntamiento (el mismo escenario sirvió para el Planet Babylon el día anterior -con una organización, distinta al Rivas Rock, que dejaba mucho que desear, pero
eso ya os lo contaré otro día…- y para el resto de actuaciones de las fiestas).
Tampoco habría venido nada mal una pantalla para los que quisieron ver los
conciertos desde la grada. Y en el aspecto a mejorar, poco más que decir. Sí
quiero destacar puntos de la otra cara de la moneda, las partes positivas.
Empezando por el cartelazo y por el precio. En el interior del auditorio, los minis de cerveza costaban 5€. ¡5€! Las comparaciones son odiosas, pero en el Sonisphere (organizado por Last Tour), un año antes, costaban 8 eurazos. A destacar también la idea de poner
pulseras para salir y entrar libremente. Un detalle que no es nada habitual en
los festivales de un día. También agradecer al Ayuntamiento de Rivas que haya
apostado una vez más por el rocanrol, volviendo a hacer de Rivas y del Miguel
Ríos, con sus fantásticas instalaciones, un referente del rock estatal. Es de
agradecer que en Rivas cuenten con el rock en estos tiempos difíciles que
corren. Nosotros lo agradecimos con una presencia nutrida de espectadores,
sobre todo en las actuaciones de Rosendo y Los Suaves, y haciendo un uso civilizado de las
instalaciones. También la organización parece que ha quedado contenta a tenor
de un mensaje en Facebook que decía “GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS!” acompañado de
la foto que hay después de estas líneas. Los comentarios de la gente que asistió también son de satisfacción. El Rivas Rock ha pasado su primera edición con muy buena nota. Ya solo queda dar la enhorabuena a la organización, al Ayuntamiento, a la gente y que esto no acabe aquí. ¡Que haya Rivas Rock por muchos años más!
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